Adolfo Martínez presenta una serie de esculturas donde el diálogo de materiales tan diversos como: bronce, hojalata, madera, acero, entre otros; dan lugar a procedimientos y soportes específicos, destacando el ensamble de objetos, forja o la fundición en bronce de elementos orgánicos perecibles encontrados en un descampado, entre ellas; una cabeza de girasol o un grillo sobre una rama. Este conjunto de obras se reúnen a modo de ensayo, con el propósito de construir una poética como figura errante; incompleta y en tránsito permanente. Estos descalces, buscan dar un orden a intereses, materialidades y estados temporales diversos, en parte, para ralentizar la distancia de observación entre una cosa y otra. Suspendiendo la condición funcional y material de los objetos como si se tratara de un cambio de piel - o si se quiere - un tipo de camuflaje para desviar la mirada hacia una espacio enigmático. Según Martínez, "La imaginación y la libre asociación de imágenes, conceptos y materiales funciona cual dispositivo magnético; atrae o rechaza elementos según sea las características de la imagen u obra que se quiera construir".--